jueves, 22 de enero de 2015

Al igual que las caricias, las cicatrices enseñan también!

<<Y la noche sigue avanzando, los pensamientos siguen yendo y viniendo con oleadas de emociones que me cortan la respiración, oleadas de emociones que no me dejan enfocar la respuesta, que no me dejan ver…>>

Mi día se acerca, y como es usual en mi, me pongo un tanto más perceptiva, más alerta, porque no decirlo: un poco más sensible; y no es solo porque adore este tipo de fechas (mías y de aquellos a quienes quiero, como diría mi mejor amiga “eso es dejando registro telefónico, en Facebook y por Whatsapp”), se trata de que empiezo a evaluar si el año que termina ha valido la pena, empiezo a calcular hasta el más recóndito segundo ganado o perdido.

No evalúo si me arrepiento de algo hecho porque si no se hizo, NO SE HIZO! más bien me autoflagelo por lo que no hice, empiezo a hilar fino y analizar que oportunidades dejé ir, que momentos valiosos dejé escapar, y aunque no sean circunstancias recuperables, si van al sumario de cosas que no volverán a suceder. Llega el momento de proyectarme, de listar que quiero para mi, para mi hijo, mi familia, mis amigos, a quien quiero acercar y a quienes seguramente dejaré ir; y es que todo es mental porque adoro mi presente, he visto y vivido tantas oportunidades perdidas por "planear", que tengo la certeza de que si no se vive el “ahora”, no se vive!

No me callo nada, mantengo la sinceridad de mi mamá con la sutileza de mi papá, informo aquello que no me gusta y sin problema digo "te quiero" cuando es sincero, cuando viene del alma, cuando sale del corazón. Jamás olvido mi pasado porque es el pilar de mi presente y el cimiento de mi futuro, procuro que cada detalle (bueno o malo) se mantenga en mi mente para no caer de nuevo, o en su defecto, repetir y hacerlo mejor. Y es que esa es la parte más difícil de todo, poder distinguir a que parte y en que proporción se le debe dar rienda  suelta y continuidad a los impulsos y los deseos, porque al final del día abrir, mantener o cerrar ciclos también duele, también pesa.

Aún así, lo más difícil es dejar ir, y no específicamente de “váyase y no vuelva”, sino de contextualizar las circunstancias, de re ubicar a la gente de nuestra vida, es difícil ver que hay personas que valen y nos aportan por lo que significan para nosotros, pero existe el hecho de que no tendrán en nuestra vida el lugar exacto que queremos y aún así, eso no significa que no deban estar en ella. Por más que me digan que es mejor “aquí corrió, que aquí sufrió” con el paso de los años jamás lo he aplicado, el tiempo pasa y yo sigo pensando: “no corrió, ya dolió ya pa´que quiere correr, mejor desencantese, y pase del dolor a la indiferencia y ahí si es más fácil mandarle pa´la porra”, pero he de aclarar que tampoco es fácil.

Y entonces llega un año de tantos retos, tantas metas por comenzar, tantos sueños por emprender, tantas expectativas (propias y ajenas) por superar, tantas responsabilidades, ordenar tantas prioridades y aún así hay tan poco tiempo, tan pocos recursos, tan poco apoyo y tantos miedos. Pero sigo aquí, mentalizada, consentida, testaruda, decidida, comprometida, refunfuñera, sigo aquí siendo yo misma, siendo tan JENN, que estoy segura y tengo toda la fe de que podré hacerlo.

<<Acabo de llegar a mis veinte pico de años y mientras mi vida no es ni la mitad de lo que esperaba decidí cambiarla para hacerla totalmente mía, decidí recuperarla, poder seguir sonriendo con la certeza de que lo lograré>>

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