domingo, 1 de septiembre de 2013

Quise seguir mi vida y probablemente el error sea ese, que ya no es mía.

Hay días de luz, días que solo brillan, hay otros un tanto opacos o muy nublados que aun así permiten el paso a la luz del sol, pero hay otros como hoy que no son claros, simplemente son días que no están y paradójicamente son estos días sin fuerza y energía los que me llegan al alma, los que “iluminan” mi mente y mi razón… El mundo gira, no para ni un solo momento, quien se ha detenido soy yo y me detengo porque estoy pérdida, mi subconsciente y mi espíritu nuevamente entraron  en debate en una humareda que no sé cómo dispersar.
El corazón y la cabeza saben que me he equivocado, si! Lo he hecho, y no una, ni dos veces han sido cientos de veces y la verdad sea dicha serán muchas más porque soy humana, soy mujer y en muchas ocasiones aún soy niña y no me afecta decirlo porque es cierto, a mí misma no me puedo mentir, no es necesario hacerlo, no me interesa hacerlo, soy yo, siempre soy yo, la misma, la de una sola cara, una sola mirada, uno solo llanto, una sola grosería, una sola sonrisa, un solo querer, una sola respuesta  y eso está por sobre todo.  Pero el conflicto real no lo busco en los errores, está en poder saber si he fallado (…) jueputa! Como me ha pesado el analizarlo, y no porque crea haberlo hecho (o al menos hasta el momento es lo que veo), sino porque a veces permito que me señale, he permitido que indague en mi cabeza, en mi esencia, en mi yo y me haga dudar de lo mucho que he hecho y de lo poco que he logrado, y es que a la final ¿qué son ese mucho o ese poco? Son NADA, porque lo cierto es que como ya lo dije, el mundo siguió y quien se quedó fui yo, entonces quizá tenga razón quienes están alterados son mis sentidos, son pensamientos, son mis sentimientos, son mis percepciones, son mis ideas y haya llegado el momento de dejar de ser. La cabeza me da vueltas y no sólo porque gire el mundo, sino porque hay mil aves en mi cabeza y todas están tratando de anidar.

Mi razón por su lado está perdida, no vino, ya no quiere participar; la verdad sea dicha junto con el alma quisieran dejarse llevar, poder ir. Anhelan una de esas noches en las que siendo parte de mí y aun así siendo yo una sola estábamos fuera sobre algún prado mirando fijamente la Luna, recibiendo la energía solitaria, alegra y resplandeciente de nuestra hermosa Luna, esa que ya no está o al menos no para nosotras porque hasta a ella la hemos olvidado, también a ella la dejamos de lado. Hoy alguien muy importante me dijo: “Todos tenemos derecho a estar sensibles, a dudar de nosotros y sobre todo a estar nostálgicos... Sin embargo, cuando estamos así, solemos ser muy 'crueles' con nosotros mismos, nos castigamos muy duramente; al mirarnos al espejo somos los peores jueces que podemos tener” puede que sea cierto, el problema es que mi juez no es uno, no son dos, no son cualquiera, mi mayor acusación empieza y proviene de mí misma y eso es lo que daña el equilibrio de la balanza.


  Quise seguir mi vida y probablemente el error sea ese, que ya no es mía.